Marcial Pablo Baranda
Para Marcial, no era opción quedarse en Xalpatláhuac a sembrar flor de jamaica y casarse con su novia Karen sin tener algo más que ofrecerle. Decidió ser maestro, y este deseo es lo que lo llevó a Ayotzinapa, a pesar de sus quejas de sus primeros días en la Normal. Su sueño: cambiar el adobe de su casa por cemento y tabique. Detallista, aunque necio. Con una afinidad por la canción “Luna Llena”, de Los Armadillos de la Sierra.