Rubén Nava
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43 navidades rotas
Ya va María con el rostro cansado de tanto caminar, cansada de tanto buscar a su hijo desaparecido. A María le duele recordar que José ya no la puede acompañar pues al norte se tuvo que ir a trabajar, ahora no le queda más que esperar alguna señal que le confirme que su hijo Jesús aún está vivo, sólo ella sabe que cuando de hijos se trata una madre nunca se cansa de buscar.
De Guerrero a Tijuana, de Tijuana a Jalisco, de Jalisco a Nuevo León, de Nuevo León al Estado de México, del Estado de México a Sinaloa, de Sinaloa a Veracruz, María se hermana con otras muchas mujeres que no se han cansado de buscar. ¿Qué quedará de esta navidad?, ¿Qué será de tantos hogares con hijos e hijas desaparecidos? Familias mutiladas a las que les arrebataron el sano derecho de juntarse a celebrar la navidad. ¿Pero qué celebrar? El país se encuentra hecho ruinas, el déspota y el tirano abusan del pobre y el indefenso. Herodes ha mandado matar a cada joven estudiante, pues encuentra en ellos una verdadera amenaza para su permanencia en el poder, a Herodes le estorba la disidencia, le estorba la inteligencia, esa inteligencia que no es precisamente cualidad suya, lo suyo es la fuerza y a fuerza se legitima en el poder, su palacio ya no le es suficiente ahora su esposa Herodías ya es propietaria de una pieza única que le ha costado miles de desplazados orillados a aceptar las perores condiciones de trabajo.
María sabe todas esas cosas, se indigna, le duele el propio dolor y el dolor ajeno, María se hermana porque sabe que no le queda de otra, sabe que esa es su única fuerza, hermanarse con las otras Marías que buscan a sus hijos, su rostro se pierde en el rostro de las mujeres que sufren la pérdida y el duelo, mujeres a las que les han arrebatado a sus hijos y que de la noche a la mañana no saben nada de ellos.
A pesar de todo María espera; se consuela en Dios, lo único que les queda a los pobres como a ella es su confianza en Dios; sabe que a pesar de todo sigue siendo Navidad, María recuerda que el milagro se hace posible en lo que a los ojos de los poderosos y satisfechos de este mundo les resulta inútil e indeseable, María sabe que Dios siempre invierte los papeles, María confía que su hijo Jesús desaparecido sigue vivo, algo en su interior le infunde fuerza para seguir buscando.
43 navidades rotas le dicen a María que después de más de 2000 años el milagro sigue siendo posible: Dios viene a nacer en medio de los pobres.
Rubén Isaac Nava