Nazario Soto
Son de Ayotzinapa
Aunque lo maten
Aunque lo asesinen
Aunque lo exterminen
como desde hace siglos
Aunque lo masacren
El pueblo vencerá.
La clase opresora
debe comprender
que el afán genocida
ha llegado a su límite
El estado represivo no puede durar
sus lujos suicidas
no son eternos
La enfermiza decadencia de su sociedad
finalmente
será superada por el amor de los que luchan.
El brazo ejecutor
Las fuerzas represoras
Los asesinos a sueldo
Los sucios verdugos
Los que aprietan cobardemente el gatillo
obedeciendo
“órdenes superiores”
No podrán vivir
No podrán soñar
No podrán dormir
Ni cantar
Ni escupir
No podrán llorar
Ni odiar
sin sentir sobre sus cráneos grotezcos
la gota ecocida de la culpabilidad.
Aquél que asesina a su propia raza estará por siempre maldito.
Sus amos
Los que lamen sangre
por un mísero sueldo
Los que estudian y conspiran
para organizar la explotación
y hacer redituable la ignominia
Los robots de carne y hueso
Los vampiros de su entraña
Los depredadores de sí mismos
están condenados a desaparecer
Sólo serán parte
de un remoto pasado
ridículamente caníbal.
Y los propagandistas
Los mentirosos
Los que ponen la sonrisa
para engañar despóticamente
Los que justifican la matanza
limpian las huellas
defienden la podredumbre
tergiversan lo hechos
Esos y esas
que utilizan la fina corbata
o el collar de perlas
como cadena umbilical
para sus dueños
No podrán comer
No podrán beber
ni imaginar
ni escribir
ni leer
No podrán besar
ni acariciar
ni escuchar
No podrán hablar
ni siquiera podrán defecar
sin que el retortijón mortífero
del remordimiento
les recuerde su enorme bajeza.
Nosotros
Los trabajadores
Los que nos levantamos antes del alba
para sudar alegres nuestro pan
Los únicos creadores
de toda la riqueza material y espiritual
sobre la faz de la tierra
Los que amamos la vida viviendo
Los que acompañamos nuestras penas
mutuamente
y nos reconocemos
como miembros destacados
de una misma especie
Los y las del corazón henchido
contra las adversidades
Nosotros
Nosotras
que nos apoyamos solidarios
en nuestra necesidad
Pronto
ahora mismo
sabremos organizarnos
equitativamente
para anular
por siempre
el largo periodo
de la sangrienta obscuridad.
La historia es nuestra
El rechazo a ser esclavo
es lo que realmente
cambia al mundo.