Un sueño de esperanza
Por Olivier Pavón
El 7 de junio pasado, Jorge Antonio Tizapa Legideño cumplió 21 años. Ese día, su madre Hilda Legideño se encontraba en Brasil, buscando respuestas a 43 desapariciones forzadas, respuestas que no encuentra en México.
También ese día, Iván, su hermano dos años menor, sostenía entre sus manos el estandarte con el rostro moreno y sonriente de Jorge Antonio. Tal vez ese día, un niño de tres años, Javier, el único sobrino de Jorge Antonio, señalara con su dedito la foto del tío ausente y preguntara: ¿y Jorge?
Y tal vez ese día, a miles de kilómetros de distancia, en Brooklyn, Antonio Tizapa, padre de Jorge Antonio, acarició la casaca con la que correrá el maratón de Nueva York el 1 de noviembre próximo. La casaca tiene plasmada una fotografía de Jorge Antonio y una frase en inglés: my son is (es mi hijo).
Frente a la casa materna hay un árbol de guamúchil. Allí, hace años unos niños colgaron un columpio de fierro. Entre esos niños había tres hermanos, y uno de ellos, el segundo, siempre se subía al árbol y cortaba las frutas.
Hoy, casi diez años después, cuando se le pregunta qué extraña más de Jorge Antonio, la hermana mayor, Carol, responde en un susurro: “Cuando jugábamos de niños”.
Dicen que los sueños son la pulsión más íntima de nuestros deseos, de nuestros anhelos, de nuestra ansiedad. Y en esa neblina que son los sueños, Celso, casado con Carol, ya encontró a su cuñado. “Fue en los cerros, lo andábamos buscando su mamá, sus hermanos, y él bajó del cerro. Yo le dije: te andamos buscando. Él me contestó: es que estamos escondidos. No manches, tu mamá está preocupada, vente, vámonos para la casa”. Pero sólo fue un sueño, dice Celso. Y cree firmemente en que el cuñado ausente regresará a casa.
El 7 de junio pasado, día de elecciones en México, fue el cumpleaños 21 de Jorge Antonio. Ese día no hubo pastel, ni fiambre, su platillo preferido. ¿Qué hubo en la casa materna ese día de su cumpleaños? Hay un altar con veladoras, crucifijos, un San Judas Tadeo, estampas de la Virgen de Juquila, del Sagrado Corazón de Jesús y cuatro imágenes de la Virgen de Guadalupe.
Hay un mantel tejido a mano que dice: “Hijo, tu familia te ama. Primero Dios, pronto estarás de regreso a casa”. Hay una carta en espera de ser leída por el hijo alegre, el normalista grandote, el normalista con carácter de niño:
“Eres lo más importante en mi vida, tú y tus hermanos son el tesoro más grande que Dios me dio. HIJO nos haces mucha falta, tus hermanos, tu familia, Tu HIJA NAOMY y yo te extrañamos demasiado. Ruego a Dios todos los días por verte de nuevo, abrazarte, besarte. Sabes que no voy a parar de buscarte, te voy a encontrar, así pierda la vida en ello. En este día de tu cumpleaños, Dios te bendiga, te cuide y te proteja donde quiera que te encuentres. ?HIJO TE AMO”.
Y también hay un sentimiento: Esperanza.
Texto perteneciente a la campaña Marchando con letras
Ilustración de Claus López.
Tomada del portal #IlustradoresConAyotzinapa