Mónica Elizabeth Esparza Castro nació el 4 de mayo de 1986 en Torreón, Coahuila.
Mónica fue detenida el 12 de febrero de 2013 aproximadamente a las 10:00 horas por 4 hombres y 1 mujer que tripulaban una patrulla de la policía municipal de Torreón mientras viajaba, con su pareja y su hermano, a bordo de una camioneta propiedad de su padre. Estas personas les hicieron bajar del vehículo, les pidieron identificaciones y detuvieron, inicialmente, al esposo y al hermano de Mónica, mientras que ella fue sujeta de una revisión.
Uno de los policías le señaló a Mónica que la detención de su hermano y de su pareja “solo era una revisión de rutina” y que probablemente se trataba de un error, pero que tenía que llevárselos. Mónica decidió ir con ellos por temor a que les pasara algo; se subió a la cabina de la patrulla, mientras su esposo y su hermano viajaban en la “caja” de la camioneta junto con dos oficiales de policía.
La policía los llevó a la Dirección de Seguridad Pública de Torreón, específicamente a una bodega en donde introdujeron primero a la pareja y al hermano de Mónica, mientras ella se quedó en la camioneta por aproximadamente dos horas. Posteriormente llegó un oficial que empezó a abofetear a Mónica y le tapó el rostro con su propia ropa. Acto seguido, y mientras amenazaba con asesinarla, la introdujo a la bodega en donde estaban su hermano y su pareja.
Ya en la bodega y después de que le retiraran la prenda que le cubría la cara, Mónica pudo ver que tanto su hermano como su pareja estaban desnudos y eran golpeados con tablas en el pecho y en la espalda; en el lugar había hombres vestidos como militares y como policías municipales.
Justo después estas personas empezaron a golpear a Mónica en el estómago mientras le preguntaban sobre cuestiones que ella desconocía. Comenzaron a ahogarla en un tambo de agua hasta que perdió el conocimiento. Después de despertarla la asfixiaron con bolsas de plástico, lo que también hicieron con su pareja y su hermano.
Posteriormente fue golpeada con una tabla en los glúteos y con los puños y piernas en todo el cuerpo mientras le decían que terminarían por descuartizarla. Después pudo identificar otros objetos con los que también fue golpeada, como látigos con espuelas, navajas y martillos.
A la par que torturaban a Mónica, la hicieron ver cómo torturaban a su esposo y a su hermano; contra su pareja utilizaron un látigo de espuelas que le arrancaba pedazos de piel de la espalda, le bajaron el pantalón y empezaron a desollarle el muslo izquierdo con una navaja, mientras que a su hermano le apretaban los pezones con unas pinzas y a ella misma le apretaban los dedos de la mano.
Después de eso, los torturadores le infligieron tocamientos en los pechos, la cara y el cuello, la desnudaron y la violaron tumultuariamente vía vaginal, anal y oral. Posteriormente violaron a su esposo frente a ella. Todo lo narrado fue además grabado, o se simuló que se grababa, con una videocámara.
Finalmente, los tres fueron sacados de la bodega -la pareja de Mónica iba a rastras ya que no podía ponerse de pie- y los llevaron a las oficinas de la Dirección de Seguridad Pública, donde los dejaron encerrados en uno de los baños.
Estando encerrados en ese baño se presentó una persona que se identificó como actuario del Poder Judicial de la Federación; esta persona les dijo que la madre de Mónica había presentado una demanda de amparo a efectos de que cesaran los actos de tortura e incomunicación y que lo tenían que ratificar para no seguir en calidad de desaparecidos. Su hermano ratificó la demanda y ella también lo hizo por sugerencia de su hermano ya que en un inicio tenía desconfianza por no saber de qué se trataba. Como su esposo no podía hablar, Mónica dijo que su esposo también estaba de acuerdo. El actuario se fue tan pronto recabó sus firmas.
Después de esto, Mónica fue violada oralmente otra vez y le dijeron que en el lugar donde serían internados serían asesinados por otras personas privadas de libertad. Posteriormente, fueron trasladados a PGR; en el camino, la pareja de Mónica murió frente a ella a causa de la tortura infligida. Al llegar a la PGR, los policías se llevaron el cuerpo, sin que Mónica sepa, hasta la fecha, qué hicieron con él.
Sin decirle los cargos que pesaban sobre ellos, Mónica y su hermano fueron trasladados en avión a la Ciudad de México. En las oficinas de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO), un agente del Ministerio Público de la Federación amenazó con hacer matar a su madre y sus hijas si no firmaba la hoja que le puso a la vista, por lo que firmó lo que después supo era una confesión de delitos.
Mónica fue procesada por los delitos de Secuestro y Posesión de Armas de Uso Exclusivo del Ejército, Armada y Fuerza Aérea en el Juzgado Primero de Distrito en la Laguna, Torreón. Ella se encontraba recluida en el Centro Femenil de Readaptación Social de Coatlán del Río (CEFERESO 16), Morelos.
Su auto de formal prisión y todo su proceso penal están basados únicamente en pruebas derivadas de las graves violaciones de derechos humanos que sufrieron ella y su familia.
Es importante señalar que la Comisión Nacional de los Derechos Humanos documentó el caso desde los primeros días en que sucedió y el 13 de abril de 2016 emitió la Recomendación 15/2016 en la que reconoce la existencia de retención ilegal, tortura y violencia sexual y ejecución arbitraria en contra de las víctimas; los puntos recomendatorios no han sido cabalmente cumplidos.
El caso de Mónica está documentado en el informe “Sobrevivir a la muerte, tortura de mujeres por policías y fuerzas armadas en México”, publicado en 2016 por Amnistía Internacional, y en el informe “Mujeres con la frente en alto, informe sobre la tortura sexual en México y la respuesta del estado”, publicado en 2018 por el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez.
El día 12 de marzo de 2020, el juez federal Yuri Alí Ronquillo Vélez reconoció la inocencia de Mónica Esparza y ordenó su libertad. Sin embargo, la FGR presentó un recurso de apelación alegando que las pruebas obtenidas bajo tortura son válidas bajo “ciertas excepciones”. El 26 de enero de 2021, el Primer Tribunal Unitario de Coahuila confirmó la sentencia absolutoria, reiterando el rechazo total a las pruebas derivadas de las graves violaciones a los derechos de Mónica.
La sentencia que absolvió a Mónica quedó firme el 12 de marzo de 2021.