Cristel Piña Jasso es sobreviviente de tortura sexual a manos de elementos de la Policía Estatal Única de Chihuahua.
El 12 de agosto de 2013, la policía del estado de Chihuahua entró sin orden judicial en el domicilio de Cristel y su esposo en Ciudad Juárez; fueron detenidos bajo el argumento de que “alguien” los había acusado de estar implicados en extorsión. Al inicio de la detención, la policía amenazó con violar a Cristel delante de su esposo si no confesaban, mientras éste fue torturado delante de ella. Luego Cristel fue torturada física y sexualmente delante de él. Posteriormente fueron obligados a firmar una declaración autoinculpatoria en dependencias de la Fiscalía General del Estado, en presencia de la Policía Judicial y de un abogado de oficio.
La policía declaró que había detenido al matrimonio en un centro comercial el 12 de agosto, después de presuntamente que un sospechoso los llevara hasta ellos. Los vecinos desmintieron la situación, pues presenciaron cómo la policía los detuvo en su domicilio.
El 13 de agosto, Rafael Piña pudo visitar a su hija en las celdas de la Fiscalía General del Estado, pero sólo le permitieron hablar con ella en presencia de la policía judicial; él pudo observar hematomas en su cara, pero Cristel sólo pudo susurrar que no podía decir nada o le volverían a pegar. Cuando su padre protestó y dijo que su hija no estaba implicada, la policía amenazó con acusarlo de participar en la comisión del delito.
El mismo día, el padre de Cristel presentó una denuncia ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Chihuahua (CEDH), pero los funcionarios no la visitaron en detención ni realizaron una investigación al respecto.
El 14 de agosto Cristel fue acusada formalmente y se ordenó su prisión. Cuando compareció ante el juez para hacer su primera declaración, se retractó de su confesión, denunció la tortura que había sufrido y se descubrió la pierna para mostrar los hematomas. Sin embargo, ni el juez ni el ministerio público realizaron una investigación para evaluar su denuncia de tortura y malos tratos, y se aceptó como prueba su declaración inicial ante el ministerio público.
El 2 de diciembre de 2015, 2 años después, Cristel y su esposo fueron liberados, exigiendo castigo para los policías que los torturaron.