El presente número especial de tortura está dedicado a una de las más lacerantes violaciones a los derechos humanos, y en realidad a todas aquellas víctimas que en manos de autoridades han sufrido la tortura.
Estamos hablando de un acto intencionado cometido desde las ventajas del poder. La tortura busca a través del sometimiento anular la personalidad de la víctima o disminuir su capacidad física o mental, para conseguir a través de sufrimientos físicos, sexuales y psicológicos un fin determinado: una confesión, imponer un castigo ejemplar, brutalidad policial, criminalizar de un delito no cometido, o cualquier otra motivación.
Existe un gran andamiaje jurídico en torno a la prohibición de la tortura. En el derecho internacional de los derechos humanos, es equiparable a la prohibición de la esclavitud o el genocidio. La tortura física, sexual y psicológica es inadmisible bajo cualquier circunstancia, incluso la guerra y la emergencia pública.