MEDIO: CIMAC Noticias

AUTORÍA: Anayeli García Martínez

FECHA: 26 de junio de 2014

 

Siete años después de haber sido detenida y torturada sexualmente por la entonces Policía Federal Preventiva (PFP) en Torreón, Coahuila, Belinda Anabel Garza Melo se sumó a la campaña “Rompiendo el silencio: Todas juntas contra la tortura sexual”, a fin de exigir a las autoridades reconozcan que sigue encarcelada de manera injusta.

A propósito del Día Internacional en Apoyo a las Víctimas de la Tortura, instaurado por la ONU y que se conmemora cada 26 de junio, Belinda decidió hacer pública su historia y denunciar que además de ser víctima de tortura sexual, permanece en prisión acusada de delincuencia organizada, delitos contra la salud y secuestro.

En entrevista con esta agencia, Irma Ramírez, tía de Belinda, de 43 años, y quien ha acompañado todo el proceso, narra que la mujer decidió alzar la voz porque desde hace cuatro años se le practicó el Protocolo de Estambul, una prueba para determinar tortura y la cual salió positiva, pero no influyó para su liberación.

Actualmente, esta mujer que previamente había sido extorsionada por desconocidos que le exigieron pagar o de lo contrario dañarían a sus sobrinas, está en espera de sentencia en el penal de máxima seguridad número 4 en Tepic, Nayarit, acusada de delincuencia organizada por ser supuestamente integrante del cártel del Golfo.

DETENCIÓN

Belinda fue detenida el 15 de julio de 2007 por policías federales que irrumpieron en su negocio, el restaurante bar La Carreta, en Torreón, para catear, amenazar y registrar a las personas que allí se encontraban, tomaron el dinero de la caja registradora y la detuvieron sin orden de aprehensión bajo el pretexto de una “revisión de rutina”.

Los policías encapuchados y acompañados por dos civiles preguntaron por un hombre apodado “El Chaparro” y luego por la dueña del lugar. Cuando Belinda se identificó, la subieron a una camioneta, la amenazaron, la insultaron y le advirtieron que habían encontrado armas y drogas en su casa.

De acuerdo con el relato de Irma, su sobrina fue llevada a un lugar desconocido donde continuaron los insultos y la golpearon, le dieron toques eléctricos y la obligaron a disparar un arma, después los policías le dijeron que con esa pistola se habían hecho “muchas cosas”, y que sus huellas ya habían quedado ahí.

Según contó Belinda a su tía, ella siempre tuvo una venda en los ojos pero hubo un momento en que un policía se la quitó y le dijo que si cooperaba la harían “testigo protegido”, pero ella explicó que no sabía nada, así que la obligaron a ver fotos de personas y casas y reconocer a un sujeto que nunca antes había visto.

Ese mismo día fue trasladada a la Ciudad de México y llevada a las instalaciones de la entonces Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO), de la PGR, donde unos agentes la amenazaron diciéndole que se si hablaba de la tortura su familia pagaría las consecuencias, y sus sobrinas serían violadas sexualmente.

Cabe mencionar que de acuerdo con la Policía Federal, Belinda fue detenida en la calle cuando ella circulaba en carro. Sin embargo, Irma asegura que no fue así y agrega que ella no es una delincuente. “En lo de secuestro nadie la señala, sin embargo no se hizo nada. Todo fue bajo tortura. En la SIEDO la hicieron firmar su declaración, que nunca leyó”, detalla su tía.

ARRAIGO

Desde la detención, la familia de Belinda tuvo que esperar 10 días para verla. Fue su tía Irma, quien vive en el DF, quien tuvo contacto con ella. La primera impresión fue el temor a represalias. Así lo explica Irma: “Estaba con miedo y con temor a que le hicieran algo a su familia. Cuando yo la fui a ver me dijo que a toda su familia la tenían localizada”.

Después de tres meses de arraigo, una madrugada Belinda fue llevada al Centro de Readaptación Social “Santiaguito”, en Almoloya de Juárez, Estado de México, sin que ella, su familia o su abogado fueran avisados del traslado.

Aunque a la familia no se le avisó en octubre de 2007, los medios de comunicación informaron que el Juez Tercero de Distrito en Materia de Procesos Penales Federales del Edomex, con sede en Toluca, dictó formal prisión a 10 presuntos integrantes del cártel del Golfo y de la banda criminal Los Zetas, entre ellos Belinda.

La familia se enteraría más tarde –por medio de una llamada telefónica hecha por Belinda desde el penal– que había sido trasladada a un penal.

En abril de 2011, sin aviso previo, Belinda fue llevada ahora al penal de máxima seguridad número 4, El Rincón, en Tepic, Nayarit. Cinco días después del traslado, la familia se enteró que la mujer estaba en otro reclusorio.

El proceso judicial lleva siete años sin que hasta ahora haya sentencia por las dos causas penales contra la mujer. La primera por delincuencia organizada y delitos contra la salud “en modalidad de fomento para cometer otros delitos y modalidad de posesión con fines de comercio”, y la segunda por delincuencia organizada y secuestro.

La situación ha sido trágica para Belinda, ya que su padre murió el año pasado y su madre padece cáncer, por lo que su tía ha asumido la responsabilidad de llevar el caso, así fue como llegó con el Colectivo Contra la Tortura y la Impunidad (CCT) y con otras organizaciones civiles que luchan contra este delito.

Los juicios en su contra los llevan el Juzgado Primero y Tercero de Distrito, ambos en materia de Procesos Penales Federales del Edomex.

Aunque el caso de Belinda lo lleva un abogado particular, ahora la acompañan organizaciones como los Centros de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, de la Montaña Tlachinollan, la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos y Asociadas por lo Justo.