El joven que creció entre palomas

Por Zenyazen Flores

Felipe Arnulfo Rosa nació el 4 de mayo de 1994 en la comunidad de Rancho Ocoapa, municipio de Ayutla de los Libres, Guerrero. Hace nueve meses, cuando Felipe sufrió desaparición forzada, tenía 20 años de edad y estaba a punto de iniciar sus estudios profesionales en la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos en Ayotzinapa.

Sus padres son el señor Damián Arnulfo y la señora Dominga Rosa, ambos tienen 59 años; también tiene dos hermanos: una joven mujer de nombre Librada y Vicente, quien murió hace algunos años. Don Damián y Librada han caminado juntos desde hace once meses en la búsqueda de Felipe, la Normal se ha vuelto su casa. Durante nueve meses sólo han ido un par de veces a casa.

La familia Arnulfo Rosa es mixteca y actualmente vive en Rancho Ocoapa, una comunidad enclavada en la Sierra Madre del Sur, donde hay pinos y tigres, y solamente una escuela primaria indígena que lleva el nombre de Benito Juárez García. Ahí empezó la historia escolar de Felipe.

La familia de Felipe vive en una casa de madera, ubicada a casi 20 kilómetros del centro de Ayutla. Para llegar ahí se debe recorrer un camino de terracería y curvas interminables. En su casa no hay luz, pero hay muchas orquídeas que en la región se conocen como “palomas”.

Felipe estudió la secundaria en la escuela Plan de Ayutla y después en el Colegio de Bachilleres Plantel 8, que ocupa el tercer lugar en el estado de Guerrero con la matrícula más numerosa.

Durante el bachillerato, personal de la Normal de Ayotzinapa acudió al Plantel 8 para invitar a los muchachos a estudiar para formarse como maestros. Felipe cumplía los requisitos básicos para ingresar, que son ser de bajos recursos y de padres campesinos, además se convenció de inscribirse ahí por su sistema de internado, el cual, le garantizaba educación, vivienda y alimentos sin costo alguno.

En la Normal se imparten dos licenciaturas: la primera es en Educación Primaria y la segunda –que es la que eligió Felipe— se llama Licenciatura en Educación Primaria Intercultural Bilingüe.

Cada año, la Normal abre 140 lugares para el primer año, de los cuales, 40 son asignados para jóvenes que hablan español y una lengua indígena como Felipe, quien junto con otros cuatro de sus compañeros de generación hablaba el mixteco.

Su familia y amigos desean verlo cumplir su sueño de ser maestro bilingüe en su comunidad.

Texto perteneciente a la campaña Marchando con letras

Ilustración de Alma Ríos.

Tomada del portal #IlustradoresConAyotzinapa