El reto que encara México en cuanto a la tortura es de enormes dimensiones. Su generalización, persistencia e impunidad es uno de los principales factores que componen la grave crisis de derechos humanos que vive nuestro país y que ha sido reconocida por las más altas instancias internacionales en el tema.

Lamentablemente, la tortura se ha instalado como parte del sistema de justicia mexicano al ser utilizada sin castigo por las fuerzas de seguridad como parte de sus técnicas habituales de investigación.

En mayo de 2014, el Relator Especial de las Naciones Unidas sobre la Tortura, Juan Méndez, confirmó que la tortura en México es generalizada, que ocurre especialmente desde la detención y hasta la puesta a disposición de las y los detenidos. El Relator expresó su preocupación respecto del uso de la violencia sexual como tortura, además de señalar las vulneraciones que sufren grupos específicos, como las personas indígenas y las migrantes.

Sin embargo, la impunidad es la regla. A pesar de los miles de casos que se denuncian anualmente, entre los años 2005 y 2013 solamente se emitieron dos sentencias firmes por tortura.

La reacción del Estado ha sido la de negar las dimensiones del fenómeno, desacreditar a las y los expertos que lo han señalado y ralentizar los esfuerzos por erradicarla. Apenas en junio de 2017 fue promulgada la Ley General contra la Tortura, después de al menos dos años de una intensa presión y trabajo de organizaciones de la sociedad civil y sobrevivientes y tras enfrentar la resistencia de una parte de los actores del sistema de justicia.

El Nuevo Sistema de Justicia Penal y la nueva ley general buscan reducir la incidencia del patrón detención arbitraria-tortura-producción de pruebas ilícitas-proceso penal-condena a la víctima, además de la impunidad en la que se mantiene el fenómeno. Sin embargo, es indispensable transformar tanto prácticas como diseños institucionales que permitan y propicien la prevalencia de la tortura.

En este número de DeFondho nos aproximamos a los avances y herramientas que se han logrado para el combate contra la tortura y exponemos los retos que debemos encarar, esperando que sea útil para lograr una mejor justicia para todos y todas.